Toda actividad física que realizamos supone un gasto extra de energía, pero este gasto no se relaciona con una pérdida de peso proporcional.

Sin embargo está comprobado que la suma de pequeños cambios en la actividad física diaria son favorables. Por ejemplo, subir y bajar escaleras diariamente, en vez del ascensor, puede resultar para un hombre que pese 80 kilos, una reducción de 3 kilos en un año.

El organismo tiene un gasto de energía mínimo para sobrevivir. Cuando estamos durmiendo tenemos un gasto metabólico básico, es decir solamente el necesario para que el corazón bombee sangre y los riñones filtren la orina, entre otras funciones.

Al despertar se pone en marcha nuestro sistema nervioso y generamos otros gastos de energía; a ese gasto se le llama metabolismo de reposo. Al realizar una actividad física, ese gasto se incrementa porque necesitamos energía para la contracción muscular. También se produce un efecto termogénico en el trabajo de procesar los alimentos.

Nuestros aportes en energía no deben ser más altos que nuestros gastos caloríficos.Vale decir, no debemos consumir alimentos que nos proporcionen más calorías de las que requerimos. Las necesidades energéticas se expresan en calorias (Cal o Kcal) o en kilojulios. Las calorías son liberadas en el cuerpo en forma de calor. El gasto de energía se expresa en kilocalorías (Cal o kcal).

Necesidades calóricas diarias:

Hombres sedentarios: 2.400 a 2.700 Cal (si es un trabajador manual de 4.000 a 5.500 Cal).

Mujeres sedentarias: 2.000 a 2.400 Cal (3.000 a 3.500 si es una mujer que amamanta o realiza un trabajo manual).

Tercera edad: 1.800 a 2.000 Cal.

Cada actividad que realizamos tiene un gasto determinado de calorías. Las siguientes tablas nos indican detalle la relación entre Actividad/Gasto Calórico: