De primer plato, hormigas fritas

Se espera que para el año 2050 la población mundial llegue a superar los 9.000 millones de personas, un número que colapsará las fuentes de alimentos. Ante la situación de la que ya infinidad de científicos vienen alertando desde hace tiempo, expertos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) han decidido promocionar estos animales, tan denostados en algunas civilizaciones y tan requeridos desde hace siglos en otras, como fundamento de nutrición.

Responsables del Programa de Insectos Comestibles del Departamento de Bosques de la FAO en Roma insisten en que no se puede ignorar la eficiencia de los insectos como productores de proteínas, en detrimento de otros animales que se incluyen en la dieta tradicional, pero de los que no todos pueden participar y que, además, provocan graves problemas medioambientales.

Desde hace siglos han sido muchas las culturas que han mantenido a los insectos como base de su alimentación. En la actualidad, 36 países de África, 29 de Asia y 23 en América consumen alrededor de 527 tipos de insectos diferentes. Entre los más comunes se engloban estos cuatro grupos: escarabajos; hormigas, abejas y avispas; saltamontes y grillos, y por último, polillas y mariposas.

Julieta Ramos Elorduy Blázquez, profesora e investigadora del Instituto de Biología de la Universidad de México, ha dedicado más de tres décadas al estudio de los insectos y sus virtudes alimenticias. Para ello, ha convivido con distintas tribus de México y extraído los conocimientos de estos pueblos para los que los insectos son una tradición gastronómica legendaria.

México es uno de los países con mayor consumo de insectos en su dieta común. Se sabe de su uso culinario desde hace quinientos años. Los primeros españoles que se establecieron allí enviaban a los reyes de España ilustraciones de esos pequeños animales que eran consumidos, entre los que se encontraban chapulines (saltamontes), abejas, avispas y escarabajos, todos ellos con el nombre en la lengua que cada pueblo hablaba. Julieta Ramos nos explica que ¿en la actualidad, se sigue consumiendo en todo el país, sobre todo en las áreas rurales. Incluso, hay algunos insectos que han alcanzado precios muy elevados, como es el caso del gusano blanco del maguey, que cuesta 500 dólares (352 euros) el kilo, el peso de 1.666 gusanos, aunque es una cantidad difícil de obtener dada su escasez.

El valor nutritivo de los insectos es mayor que el resto de las proteínas animales, sostiene la bióloga, ¿porque los insectos tienen ciclos de vida mucho más cortos que los que tiene una res.

Su contenido en proteínas es comparable al de la carne y su cantidad de fibra es aún mayor. Son ricos en ácidos grasos poliinsaturados de cadena corta, hierro, calcio, vitaminas del grupo B y minerales, por lo que su desarrollo de forma industrial podría ser una importante fuente de alimentación para aquellos países cuyos habitantes sufren de desnutrición de forma habitual.

Sin embargo, Ramos incide en que ¿es una alimentación que sirve para cualquier país porque los insectos se reproducen geométricamente, es decir que siempre habrá más generaciones de insectos que de vacas, aunque el tamaño sea diferente. Pero a la vaca se le tiene que dar de comer ocho gramos de comida para ganar uno de peso, y los grillos, por ejemplo, necesitan menos de dos gramos para un engorde similar. Además, las reses apisonan las tierras y no las dejan ser productivas, y el vaho de su respiración genera una gran cantidad de CO2 (dióxido de carbono) que provoca el cambio de la atmósfera, porque nunca ha habido pastos tan grandes como los que hay ahora para obtener carne.

¿Animalitos limpios y sabrosos?

A pesar de la idea generalizada que se tiene de los insectos en algunos países desarrollados, donde están asociados a la suciedad, en Estados Unidos hay empresas dedicadas exclusivamente a su comercialización; en Montreal, Canadá, cada año se realizan festivales de degustación y en otros países europeos, como España, han abierto sus puertas restaurantes en los que los insectos son los únicos protagonistas de sus platos.

Aunque su comercialización masiva parece todavía lejana. ¿No creo que las empresas, las firmas y multinacionales la apoyen de inmediato, lo harán cuando ya no vean otra forma de hacer las cosas, porque el individuo de la ciudad tiene pavor a los insectos. Para ellos son animales sucios, generadores de basura o que se encuentran en sitios que no reúnen condiciones de higiene. Sin embargo, sí lo hará la industria alimentaria, con su afán de experimentar, porque es difícil encontrar un producto que sea totalmente nuevo como este. Por eso ya lo encontramos dentro de dulces y otros productos¿, explica la bióloga.

La doctora Ramos se queja de la mala educación que existe en la actualidad en los hábitos alimentarios porque ¿la gente no dice voy a comer esto que es bueno, sino voy a comer esto porque está rico. Nunca nos habíamos comportado con tanta superficialidad en nuestra alimentación. Antes, nuestros alimentos procedían de un reciclaje de lo que iba quedando en la finca. Por ejemplo, se hacían mermeladas o se almibaraban las frutas y no importaba lo que tardara en madurar una jalea, porque el tiempo lucía más y no llevábamos ninguna prisa como ahora tenemos.

Y los insectos, además de su valor nutritivo, la doctora Ramos asegura que ¿realmente su sabor es agradable. La vista es lo que puede resultar peor para personas con otro tipo de cultura porque para mucha de la gente del medio rural todos estos animalitos son limpios y sabrosos, no tienen esos aspectos negativos y sí en cambio muchas cualidades.

Julieta Ramos está convencida de las virtudes de los insectos y explica que ya se viene investigando desde hace tiempo como fuente de alimentación. ¿Incluso la NASA los incluyó en la alimentación de los viajes espaciales y tienen una colección de insectos comestibles, porque al espacio no se puede llevar una res ni cultivarla allá o hacer que dé leche. Los insectos son los animales más numerosos del planeta, sin tocar los microorganismos que no son conspicuos, pero los insectos son conspicuos, manejables y son muchos los que se alimentan de cualquier cosa que se les dé. Además, sus cultivos no ocupan mucho espacio, se pueden hacer incluso verticales. Con ellos no se gasta en manutención porque ésta se puede realizar, incluso, con desechos orgánicos, dependiendo del insecto del que se trate.

Publicado el 28/06/12
Fuente: Terra


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