La nueva tendencia juvenil de dejar de comer para beber sin engordar

Se le denomina drunkorexia, una mezcla de anorexia y alcoholismo.

Son jóvenes y como tales quieren extender su plenitud lo más que se pueda, sin dejar pasar la celebración de cada alegría y tristeza, generalmente con alcohol, lo que además de otorgar la sensación de bienestar y desinhibición, aporta generosos centímetros a la cintura, un serio atentado a la autoestima juvenil, motivo por el que dejan de comer buscando reemplazar las calorías de los alimentos con las del alcohol y así no engordar. Drunkorexia se le llama al nuevo mal.

Este desorden alimenticio tiene su causa en el auge del alcoholismo en la juventud que, según la última encuesta nacional de salud realizada por el Gobierno, fija en 80 gramos el promedio de alcohol ingerido por noche de "carrete" en la población de entre 15 y 24 años. Esto se puede graficar en dos botellas de pisco de 40°, cantidad de líquido que se traduce en 448 calorías, es decir, casi un cuarto de las diariamente recomendadas para un joven.

Si a esto sumamos la alta preocupación por la apariencia física, propia de la edad y de nuestra sociedad, irse de fiesta y permanecer delgado se torna un tema especialmente complejo durante el verano, por lo que muchos ven como única opción el no comer para compensar las calorías que aporta el alcohol. Ante esto, Gabriel Dukes, psiquíatra de Clínica Avansalud, afirma que "el aumento de peso es visto como un posible rechazo por parte del sexo opuesto y por el grupo social, pero el gran problema es que puede que quienes sufren de drunkorexia tengan una apariencia física normal, pero en realidad no están sanos, ya que la falta de alimentos implica una deficiencia de vitaminas y proteínas que puede estar ocultando anemia, por ejemplo".

Desde la perspectiva del psicoanálisis, la anorexia es considerada una adicción de igual modo que el alcoholismo, ya que ambas patologías en caso de no ser saciadas generan angustia en la persona, lo que puede inducirla a experimentar con drogas, situación doblemente preocupante cuando se mezclan las dos, como en el caso de la drunkorexia.

Gabriel Poblete, psicólogo del Centro de Tratamiento de Adicciones Renace, señala que las adicciones a veces son provocadas por la misma familia del paciente "no por el lado de que siga los modelos, sino que por el apego ambivalente en el sentido de que los padres dejan crecer solos a los adolescentes y cuando se meten en este tipo de problemas los padres adoptan una actitud sobreprotectora y los tratan como a niños chicos cuando ya no lo son".

Algunas de las señales para reconocer la drunkorexia son el alto consumo de alcohol y la creciente falta de apetito, acompañada de la preocupación desmedida por la imagen corporal. A esto se suma la somnolencia, cansancio excesivo, ansiedad y trastornos del ánimo, lo que puede conllevar a una severa crisis de adolescencia o a un problema mental de mayor envergadura.

Los jóvenes que padecen de drunkorexia pueden solucionar su problema mediante el apoyo de psicólogos, nutricionistas y psiquiatras, "con el fin de mejorar tanto la adicción al alcohol como los posibles problemas médicos que puedan existir por la falta de alimentos", señala Dukes.

Publicado el 12/02/12
Fuente: Emol - Tendencias y Mujer


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