Cinco errores que comúnmente se cometen en los gimnasios

¿Crees que estás haciendo todo bien? Revisa aquí si es así.

Nadie puede desconocer que hacer ejercicio es saludable, sobre todo en una época en que muchos hablan de una verdadera epidemia de obesidad. Tanto médicos como entrenadores recomiendan ponerse en movimiento, aunque sea con actividades mínimas como dejar el automóvil en casa para ir a comprar o preferir las escaleras a los ascensores.

Otros son más entusiastas y se inscriben en gimnasios para, según ellos, poder ejercitarse en forma correcta. Sin embargo, no siempre es así y su objetivo original pasa a ser todo lo contrario. Claro, porque aunque tengan las mejores intenciones de terminar con el sedentarismo, hay muchas personas que se equivocan a la hora de entrenar su cuerpo, poniendo en riesgo su salud.

Le preguntamos a Fernando Prieto, profesor de la Escuela de Pedagogía en Educación Física de la Universidad del Pacífico, cuáles son los errores más comunes que cometen quienes asisten a los gimnasios. Si eres uno de ellos, lee con atención.

- No hacerse un chequeo médico: "Uno generalmente no sabe si tiene una cardiopatía hasta que se va al suelo", afirma enfático Fernando Prieto. Asimismo, agrega que es posible que una persona desconozca que tiene un problema de circulación sanguínea, como colesterol alto o una oclusión de arterias producto de tabaquismo, y se ejercita como si nada. "Uno no tiene idea de esas cosas hasta que pone el cuerpo a prueba (...) Uno llega al gimnasio creyendo ser súper sano y no lo es", añade. Por esta razón, su principal recomendación es que las personas siempre evalúen su salud con un especialista antes de hacer deporte.

- Intentar trabajar solo: "Siempre deben haber especialistas que se tienen que hacer cargo del ejercicio que uno va a hacer (...) Tiene que haber un entrenador o un profesor que vigile tu entrenamiento, de tal manera que no vayas a excederte con la cantidad de peso que vas a usar, con la cantidad de tiempo que vas a entrenar, etc.", explica el docente. En este sentido, sostiene que todas las personas que van a un gimnasio tienen derecho a un profesor que los atienda y que les haga un plan de entrenamiento individual y específico. Esto no significa que todos deben tener un personal trainer, sino que la ayuda de un especialista debe estar incluida dentro de los servicios que ofrece el establecimiento.

- No hacerle caso al médico o al entrenador: A juicio de Fernando Prieto, éste es otro de los errores comunes que se cometen en el gimnasio y que se desprende de los dos anteriores. El profesor de Educación Física señala que es frecuente que las personas crean que el trabajo que les asigna el entrenador les tomará poco tiempo y, como están pagando un servicio, deciden hacer más por su cuenta "para aprovechar la plata". "Mucha gente, después de que el entrenador les indica los ejercicios que deben realizar, hacen otras cosas, se van a otras máquinas, usan más peso, están más tiempo y a los dos días no pueden volver al gimnasio por los dolores", sostiene.

- No hidratarse: "Hay un mito que dice que no se puede tomar agua mientras se está haciendo ejercicio (...) Pero para el metabolismo necesitamos mucha agua y también para la transpiración (...) Entonces, hay que refrescarse", afirma Prieto, y pone como ejemplo a los maratonistas. "A ellos, cada cierta cantidad de kilómetros, siempre los espera un vaso de agua o una bebida isotónica. Y corren dos horas y se toman su litro de agua, porque pierden mucho líquido", dice.

- Ejercitarse con muchas horas de ayuno: "No se puede hacer ejercicio sin haber comido en muchas horas", advierte el docente. Las consecuencias de exigir al cuerpo sin entregarle la energía suficiente van desde sufrir calambres hasta incluso desmayarse. "El sistema nervioso que tenemos es muy sabio: si haces ejercicio y ocupas la poca energía que tienes en los músculos, las neuronas se van a ir quedando sin nutrientes y te van a decir ‘para’, te van a cortar la corriente eléctrica y te vas al suelo", explica Fernando Prieto.

Señales de alerta

Quizás muchas de las personas inscritas en gimnasios piensan que lo están haciendo perfecto y que "sin sufrimiento no obtendrán resultados". Por eso, es importante que sepan darse cuenta cuando el cuerpo les avisa que están haciendo algo mal.

Según Fernando Prieto, la principal de las señales son los dolores. En este sentido, el profesor de Educación Física explica que por lo general las molestias se deben a lesiones leves o micro desgarros, o bien a rupturas del tejido conjuntivo de los músculos, es decir, las membranas que unen las fibras musculares entre sí y también con los huesos. "Eso produce mucho dolor y puede ir en aumento hasta hacerse insoportable", advierte.

Sin embargo, aclara que es frecuente que se produzcan esas microlesiones en las primeras sesiones de gimnasio, aunque las actividades que realice la persona estén dentro del plan de entrenamiento que le elaboró el profesor. "Está levantando pesos bajos, durante poco tiempo y todo bien regulado, pero como no ha hecho nunca nada, ya el hecho de hacer un movimiento nuevo aunque sea sin peso, igual le va a provocar dolor ya que está adoptando posiciones nuevas para el cuerpo, entonces las contracciones musculares que se producen son descoordinadas. Una vez que la persona controla el ejercicio nuevo, se acaban los dolores", señala.

El docente añade que también existen otras señales que pueden alertar a una persona de que está cometiendo errores, pero generalmente son signos que indican algo de mayor gravedad. "Puede ser una discopatía porque cargó mucho peso y curvó la espalda de una manera indebida; o un desgarro muscular o una cardiopatía que se agrave y se pueda transformar en un infarto. Pero eso ocurre mucho menos, aunque ha ocurrido", sostiene.

¡Ojo con las máquinas de ejercicios de las plazas!

Para quienes no pueden costear un gimnasio, las máquinas de ejercicios que se han instalado en las plazas del país se han convertido en la alternativa más conveniente que tienen para poner el cuerpo en movimiento. Sin embargo, también pueden ser peligrosas.

Según Fernando Prieto, el principal problema de ellas es que las personas no tienen otra opción que utilizarlas por su cuenta y sin la supervisión de un experto. “Si tú vas a hacer ejercicio, tienes que preguntarle a un profesional”, reitera.

Asimismo, añade que a las máquinas de las plazas les hacen falta ergonometría, es decir, no están hechas a la medida de todo el mundo y, sin embargo, pueden subirse a ellas tanto niños pequeños como adultos y es posible que terminen lesionados. Esto no ocurre en los gimnasios, ya que en ellos “las máquinas pueden regularse en la cantidad de peso que se les puede colocar y también en la longitud de los segmentos según las características de la persona que va a trabajar en ellas”, compara el especialista.

Por otra parte, las máquinas de las plazas están diseñadas para que las personas que las utilizan ocupen su propio peso durante el ejercicio. A juicio de Fernando Prieto esto no es un gran problema, si se considera que en los gimnasios las personas usan su propio peso y más. Sin embargo, para alguien que no está acostumbrado a hacer deporte “y sólo corre para alcanzar la micro”, ese sistema sí puede provocarle algún problema. Por esta razón -insiste- es fundamental contar con la ayuda de alguien que se maneje en todo lo relacionado con el deporte.

Publicado el 02/06/12
Fuente: Emol - Tendencias y Mujer


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