Sofía Bustos: "Debiera haber más restricciones para la venta de comida chatarra a los niños"
Esta nutricionista chilena, que fue distinguida por Michelle Obama, afirma que Chile debe tomar medidas para no seguir a pasos agigantados la historia de obesidad que ha construido Estados Unidos. Dentro de las primeras medidas propone ponerle atajo a las comidas procesadas.
Es increíble. Un pedazo de pizza, por la cantidad de tomate que contiene, es considerado una porción de vegetales y un jugo en caja con ingredientes artificiales, una de fruta.
Estas son parte de las normativas que han convertido a los estadounidenses en uno de los pueblos más obesos del mundo y es en esta realidad que una nutricionista chilena está trabajando para tratar de cambiar hábitos e impulsar una alimentación saludable.
Su programa "Come saludable, vive saludable" ya fue distinguido por la Primera Dama de EE.UU., Michelle Obama, quien impulsa el plan "Let´s move" y que al enterarse de la existencia de este proyecto visitó uno de los cinco centros educacionales de la ONG CentroNía, en Washington DC., para conocer detalles del mismo.
Con sólo 33 años, Sofía Bustos se siente orgullosa de aquello, así como de haber sido designada hace muy pocas semanas embajadora del programa "Elige Vivir Sano" que Cecilia Morel impulsa en Chile.
Con estudios de bioquímica, previos a los de nutrición, y cursando un magíster en salud pública, Sofía tuvo que partir a EE.UU. hace 5 años porque su marido científico aplicó para un postdoctorado. Estando allá validó su título y se presentó ante la ONG esperando poner en práctica su programa.
Lo consiguió con ayuda de una chef que también estaba interesada en cambiar el modo de alimentarse de los 700 niños latinos de 3 meses a 14 años que la ONG tiene a su cargo y que han crecido rodeados de la más tentadora comida chatarra.
-¿Cuáles eran tus planes iniciales?
"Lo primero fue aprender inglés, porque no manejaba mucho el idioma, pero al segundo año decidí empezar a buscar trabajo como nutricionista. La primera pega fue en una empresa que prestaba servicios a colegios, pero se trataba de la misma comida chatarra que hay en todo EE.UU. y eso no me hacía sentir cómoda. Renuncié y CentroNía me abrió las puertas".
-¿Cómo se dio la posibilidad de aplicar tu proyecto?
"Yo postulé a un cargo nada que ver, pero les planteé mis inquietudes y crearon el departamento de nutrición donde pudimos desarrollar este proyecto que contempla, por una parte la entrega de comida casera a los niños, en desayuno, almuerzo y snacks y en paralelo la educación de los profesores, niños y padres para lograr cambiar hábitos en sus casas.
"El programa "Let´s move" nos calificó en la categoría más alta, oro con distinción, entre otros porque además entregamos educación física a los niños".
-¿Qué fue lo que más te llamó la atención de la forma como los americanos se alimentan?
"Sabiendo lo mal que comían y viendo en Chile como también lo estamos haciendo mal, lo de EE.UU. es abismante. Un trozo de pizza cuenta como un vegetal lo que te permite reemplazar una ensalada por un trozo de pizza y eso está aprobado por la FDA; pasa lo mismo con un paquete de papitas fritas o con un jugo en caja que se considera una fruta. Eso fue un shock y dije ¡esto no puede ser!
"Ahora eso está cambiando porque están tratando de modificar las leyes".
-O sea, a pesar de que en Chile la obesidad es un tema preocupante, igual estamos a años luz de lo que pasa en EE.UU.
"Sí, pero nos estamos acercando a pasos agigantados y ese es mi miedo. En Chile se está incorporando demasiado las comidas procesadas, pre fritas, sobre todo en las comidas escolares de los niños".
-¿Qué hábitos de los americanos agudizan el problema?
"Uno de los principales es que los padres no tienen tiempo para cocinar y compran todo pre hecho. Y eso es un problema, porque los niños comen en el centro lo que nosotros les preparamos, pero cuando llegan a su casa, los padres no les proveen la misma calidad de comida. Para los padres es mucho más económico comprar comida en una estación de servicio que consiste, generalmente, en unas rebanadas de tocino y de queso.
"Una de nuestras tareas fue empezar a educar a los padres y convencerlos de que comer sano no es más caro y les hacemos cursos de cocina de preparaciones fáciles. No hay cambio sin educación, ese es mi slogan".
-¿Los niños alcanzan a tener conciencia de la necesidad de cambiar sus hábitos?
"Mucho más que los adultos, de hecho esa es una gran diferencia entre los niños que empezaron con nosotros a los 3 meses y sus hermanos que ya tenían 5. El impacto es real, el más chico come de todo, en cambio, el más grande tiene problemas para consumir ciertos alimentos".
-¿Cómo un país que se supone evolucionado todavía no hace modificaciones sustanciales en su legislación para evitar lo que sucede con el pedazo de pizza?
"Ese es el gran problema con las grandes empresas alimenticias y todas las corporaciones involucradas; su peso económico es muy grande. Nosotros estamos obligados a darles leche a los niños sabiendo que ya no es necesario para un adolescentes de 14 años; la norma dice que tienen que ser 24 onzas diarias y hay que cumplir con ello.
"Algunas mejoras se están haciendo en las normativas que rigen las escuelas públicas para el área de Washington DC. como es fomentar la provisión de alimentos locales, frescos".
Sofía cuenta a modo de anécdota que han implementado visitas a granjas para que los niños vean cómo crece un tomate. "En una de mis primeras clases le pedí a un niño que me nombrara su vegetal favorito, me dijo el choclo, primer error, y después me contó que salía de un tarro", dice entre risas.
"Siempre digo que nosotros no hemos descubierto la rueda, lo único que hemos hecho es poner sobre la mesa todos los factores que son significativos en la vida de generaciones", agrega.
-¿Sin campañas lideradas por Michelle Obama o Cecilia Morel es difícil conseguir cambios?
"Es imposible conseguir cambios si no hay leyes que los sustenten y ahí está lo fundamental de la labor de ellas. Estos programas deben definir los parámetros y normas a seguir por los colegios y otras instituciones".
-¿Si tuvieras que tomar una medida ahora en Chile, viendo lo que está pasando, en qué te centrarías?
"Creo que se trata de pasos paulatinos. Primero educar a los adultos porque ya hay una primera generación de mal alimentados que están mal alimentando a la generación que viene. Luego, trabajar con los niños, incorporando los cambios en su alimentación en forma paulatina, porque si no la van a rechazar.
Debiera haber más restricciones para la venta de comida chatarra a los niños, cuestión que aborda la ley que acaban de aprobar para los colegios. Los niños no trabajan para financiar sus gustos, alguien les da el dinero, por lo tanto si un niño come muchos McDonald´s es porque el padre o la madre se los permite comprar. Los niños tienen derechos, pero también tienen límites y debe haberlos en su alimentación".
-Los americanos fueron los inventores de la comida chatarra...
"Y se destruyeron a sí mismos. Fue un flaco labor para el resto del mundo y desafortunadamente muy rentable también. Las comidas procesadas son muy baratas y saben rico".
-¿Se puede detener esta pandemia?
"Pequeños cambios hacen grandes cambios. En 30 años más, si actuamos ahora, se podrán ver resultados.
"En EE.UU., por ejemplo, existe el oversize, es decir, la política de agrandar las porciones como cuando se va a comprar papas fritas o bebidas. De hecho, se dictó una norma federal en algunos estados que impide que el vendedor ofrezca el oversize, sólo lo puede pedir el cliente. Las mega porciones acostumbran el ojo a ver platos de comida grande, cuestión que también está sucediendo hoy en Chile y que hace que consumamos más de lo que se necesita. Además, también se prohibió la famosa cajita feliz, si un niño quiere el juguete debe comprarlo en un dispensador, pero ya no puede venir junto con la comida".
Publicado el 08/03/12
Fuente: Emol - Tendencias y Mujer