La Milagrosa Dieta Mediterránea

En la última entrega de los Premios Óscar la gran sorpresa fue Penélope Cruz, quien lució espléndida a sólo un mes de haber dado a luz a su hijo Leo. ¿Cómo lo logró? El secreto...Mucho ejercicio y seguir la dieta mediterránea.

Por dieta mediterránea se conoce al conjunto de alimentos comúnmente utilizados en países como España, Francia, Italia, Grecia y Marruecos, entre otros, y que incluye aceite de oliva, cereales, frutas, verduras frescas y secas, carne, pescado y vino.

En 2010 fue elegida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, pues se destacó que sus alimentos van directamente de la tierra a la mesa y que es mucho más que una dieta: es un estilo de vida saludable.

Fue gracias a estudios nutricionales en Grecia que se detectó una disminución de la arteriosclerosis, enfermedades cardiovasculares y degenerativas en pacientes que combinaban correctamente los alimentos que componen la dieta mediterránea.

La nutricionista de Vidaintegra, Grace Arratia, nos explica por qué esta dieta es tan recomendada: "Esta es un dieta saludable desde el punto de vista cardiovascular por la gran cantidad de antioxidantes que tienen alimentos como el vino, la fruta y las verduras y otros que aportan omega 3, como los aceites de pescado.

Además, tiene un muy buen equilibrio en relación a los ácidos grasos omega 3 y omega 6".

Sin embargo, aclara que hay que tener en cuenta que esta es una dieta más saludable que hipocalórica. "Hay personas que siguen esta dieta que pueden tener sobrepeso, pero en los exámenes de laboratorio ven que ha disminuido su riesgo cardiovascular", agrega.

Para bajar de peso es útil, siempre y cuando se realice un cálculo de nutrientes que la transforman en un régimen hipocalórico, pues aunque contiene alimentos muy saludables como las aceitunas o el pescado, si al momento de prepararlos se opta por recetas con abundante aceite o queso, no contribuirá a la baja de peso, sino que al contrario.

"La dieta mediterránea incluye gran cantidad de tomates cocidos. Las pizzas pueden ser parte de ella, pero tienen muchas calorías, por lo que necesariamente hay que adaptarla a los objetivos y requerimientos de cada persona", señala la especialista.

Una de las características que hacen que la dieta mediterránea sea tan universal es que todos pueden consumir sus alimentos base, ya que en su conjunto previene los factores de riesgo cardiovascular, no son alimentos peligrosos ni producen desequilibrios importantes en cuanto a los nutrientes. Por esta razón, Grace recomienda adaptarla como un estilo de vida más que como régimen temporal, "es mucho más recomendable que algunas dietas hipocalóricas que se siguen sólo por un tiempo, porque si las extiendes pueden ser perjudiciales para la salud".

Ninguna dieta está completa sin una rutina de ejercicios ajustada a las necesidades de cada organismo. La nutricionista recalca la importancia de la asesoría médica tanto a la hora de seguir la dieta mediterránea como de comenzar una rutina de ejercicios.

"Se deben rescatar los alimentos saludables, los que deben adaptarse a los requerimientos personales según la actividad física que se realice, la contextura, estatura, etc. Si alguien quiere seguirla junto a su marido, por ejemplo, tiene que manejar bien las cantidades porque si comen lo mismo, él va a bajar de peso y ella va a engordar. Para bajar de peso siguiendo la dieta mediterránea es recomendable ser asesorado por un profesional para que rescate lo esencial de la dieta, tomando los alimentos que mantengan la buena relación de ácidos grasos, el omega 3 y omega 6".

Un día siguiendo esta dieta podría comenzar con un desayuno compuesto de leche descremada con algún endulzante natural y pan de molde integral con queso fresco. A media mañana, un yogurt, y al almuerzo, una ensalada abundante y variada aliñada con aceite de oliva o aceitunas, un omelet con verduras y una pera de postre. La cena podría incluir pescado y ensaladas.

Alimentos incluidos en la dieta mediterránea

• Alimentos de origen vegetal: frutas, verduras, pan, pasta, arroz, cereales legumbres y papas. Idealmente aquellos frescos disponibles en cada temporada.

• Aceite de oliva como grasa principal, idealmente debe usarse para freír, aliñar y cocinar.

• Queso y yogurt en cantidades moderadas, diariamente.

• Aves, huevos y pescado (preferentemente azul como atún, sardina, jurel y salmón) en cantidades moderadas, semanalmente.

• Frutos secos (almendras, nueces, etc.), miel y aceitunas en cantidades moderadas.

• Carnes rojas sólo algunas veces al mes.

• Vino (especialmente tinto) durante las comidas, en cantidades moderadas.

• Utilizar hierbas aromáticas (orégano, menta, romero) en reemplazo de la sal.

Publicado el 25/06/11
Fuente: La Segunda


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