Libro muestra las miserias que hay detrás de un plato de comida
Llegó a Chile "Lo que hay que tragar", del español Gustavo Duch. El libro reúne una serie de crónicas donde el autor da cuenta de las injusticias, irregularidades y explotación que existen en el negocio alimentario mundial.
La mayoría de quienes ponen atención en lo que comen, lo hacen mirando las calorías, las grasas saturadas, los carbohidratos o el sodio que hay detrás de cada plato. Sin embargo, en el acto de alimentarse hay cifras mucho más indigestas que las vinculadas a la vanidad o la obsesión por la salud.
"Lo que hay que tragar. Minienciclopedia de política y alimentación", del catalán Gustavo Duch, habla de todas las implicancias económicas y humanas que hay detrás de la comida. Injusticias, irregularidades, explotación y daño ecológico son descritos con una pluma ágil e informada por el libro que Editorial Catalonia tiene a disposición de los lectores desde septiembre.
Inspirado en los libros infantiles del tipo "Dime cómo funciona", algunas nauseabundas realidades de la agroindustria descritas pedagógicamentre en el libro son:
-Tírate un gas: No sólo los automóviles e industrias son culpables de la emisión de CO2. Un significativo 32% de estos gases proviene del uso agropecuario de la tierra. Producción industrializada de alimentos, uso de pesticidas, de agrotóxicos y deforestación de terrenos de gran valor biológico, para usar en la superagricultura, son responsables.
-Eructos de vacas: La ganadería, en particular los rumiantes, liberan grandes cantidades de gas metano en su proceso de digestión. Producir un kilo de vacuno genera 13 kilos de emisiones de CO2, mientras que un kilo de cordero, 17. "Entre pedos y eructos de vacas y otras especies animales, se van 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero", explica Duch.
-Homero le ganó a Popeye: "Los niños desconocen el sabor de los tomates y casi nunca comen espinacas. Popeye ha sido vencido por Homer Simpson, devorador de perritos calientes", ejemplifica el autor.
-Hamburguesas a petróleo: "Se requieren siete litros de petróleo para obtener un kilo de carne de vacuno y unos tres mil litros de agua para un kilo de pollo. Es tanta la demanda de productos de origen animal en nuestra sociedad carnívora que se calcula que entre un tercio y la mitad de la cosecha mundial se emplea para el engorde animal", esto implica, finalmente, que se deja de alimentar a millones de seres humanos.
-Salmones cuesta arriba: "Con una presencia muy significativa de multinacionales noruegas, japonesas y españolas, los valiosos y desconocidos fiordos, bahías y canales interiores del archipiélago de Chiloé y la Patagonia chilena se encuentran atestados de jaulas circulares un sistema de monoproducción intensiva, con altos costos ecológicos y millonarias ganancias de carácter privado donde las multinacionales salmoneras hacen todo lo que se les prohíbe en sus países de origen".
Publicado el 23/09/11
Fuente: La Nación
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