Fumar durante el embarazo es peligroso por varias razones y, entre ellas, un nuevo estudio indicó que el niño cuya madre fumó cuando estaba embarazada podría ser más proclive a la obesidad.
Estos hallazgos ofrecen a las futuras madres otra razón para dejar el hábito de fumar, según el autor principal del estudio Rudiger von Kries, de la Universidad Ludwig Maximilian, de Munich, Alemania.
"Las mujeres a riesgo de quedarse embarazadas deberían dejar de fumar, no sólo para reducir los riesgos bien establecidos de morbilidad perinatal, el síndrome de la muerte súbita del lactante, y el asma infantil, sino también, y esto es nuevo, la obesidad de la progenie", dijo von Kries a Reuters Health.
Sus hallazgos se basaron en un análisis de datos del 1999-2000 de 6.483 niños cuyos padres, la madre, el padre o ambos, completaron cuestionarios de salud de admisión escolar en seis comunidades alemanas.En total, 638 madres fumaron durante el embarazo, y sus niños fueron el doble de propensos a ser obesos, y el 43 por ciento más propensos a tener sobrepeso que los niños de madres no fumadoras, informaron los investigadores en una edición del American Journal of Epidemiology.
El riesgo de obesidad y sobrepeso del niño también aumentó con el número de cigarrillos que la madre fumó durante el embarazo, indicaron los investigadores.Más aún, el efecto del tabaquismo maternal durante el embarazo sobre el riesgo de los niños de tener sobrepeso u obesidad fue similar al efecto de los niños que veían la televisión con frecuencia, que tomaban aperitivos de forma habitual mientras veían la televisión y que jugaban a los videojuegos.La asociación permaneció incluso después de que los investigadores consideraran estos factores, junto a otros que pueden influir en la obesidad infantil, como el nivel de escolaridad de los padres y el hecho de que el niño hubiese sido o no amamantado.
La asociación entre el tabaquismo maternal durante el embarazo y la obesidad "no se puede explicar por un número considerable de otros factores", dijo von Kries.Se desconoce la razón de la asociación, pero una explicación podría ser que la exposición a la nicotina afecta adversamente el cerebro en desarrollo del niño, lo que da lugar a problemas posteriores de control del apetito, especuló el investigador.
FUENTE: Reuters Health