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La obesidad de la escasez será la forma del hambre en el próximo siglo


Por la Doctora Claudia Durán, especial para Agencia NOVA.

 

En Argentina y en el mundo se está dando vuelta el sentido del hambre, y los cuerpos de los pobres son cada vez más gruesos. Sin embargo, esa gordura no es la obesidad de la abundancia sino la obesidad de la escasez.
 
Esto se da al revés de lo que predominó en las sociedades estatales preindustriales, donde se podía conocer la clase social por el tamaño de la cintura: a mayor bonanza, mayor tamaño corporal, constituyéndose la gordura en un marcador de la posición socio-económica, característica tan excepcional que se constituía en criterio estético, asociado además a la evidencia empírica de la mejor salud de quienes estaban mas alimentados -en sociedades donde la desnutrición era el estado estadísticamente “normal” de la población.
 
Hoy, cuando el mundo alcanzó la disponibilidad excedentaria (hay más alimentos que los necesarios para nutrir adecuadamente a toda la población), presenciamos un fenómeno social inédito, en Argentina y en el mundo, que tiene no más de 40 años: la delgadez es más frecuente en los ricos y el sobrepeso es más frecuente en los sectores bajo la línea de pobreza.  
 
Desde el mercado de alimentos, desde la inversión alimentaria del Estado y desde las propias estrategias de consumo de los hogares pobres, se crean condiciones que favorecen la obesidad en la pobreza. Pero no es una obesidad de la abundancia, sino una obesidad de la escasez, que oscurece con energía todos los déficit de micronutrientes, sumando todos los problemas de la obesidad a todos los problemas de la desnutrición.
 
En tanto que todos portamos un cuerpo paleolítico desplegado en una sociedad pos-industrial, la obesidad de la escasez plantea a las claras el problema de la alimentación como producto y productora de relaciones sociales: cómo el mercado agroalimentario, el patrimonio cultural, la acción bienintencionada del Estado y los saberes de las familias pueden haber cambiado las estrategias de consumo hasta transformar un éxito en fracaso. Ahora todos comen, pero todos comen mal, ya que -de no mediar intervenciones- la obesidad de la escasez será la forma que adopte el hambre en el próximo siglo.



Agencia NOVA


Viernes 4 de Julio de 2008