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La sobrealimentación y la falta de ejercicio llevan cada vez a más pacientes a las consultas médicas


«La obesidad es la madre de todas las batallas». Esta contundente frase pronunciada por el jefe del servicio de endocrinología y nutrición del Hospital Regional Carlos Haya, Federico Soriguer, constata que los ciudadanos, al igual que el resto de españoles, tienen cada vez mayor propensión a engordar. La causa es que se ingieren más alimentos de los necesarios, con un excesivo protagonismo de la comida rápida, y que apenas se realiza ejercicio físico de forma regular.

La sobrealimentación y el sedentarismo están detrás de que los médicos vean en sus consultas un mayor número de casos de padecimientos como la diabetes tipo dos o del adulto, el colesterol y la hipertensión arterial, que son factores de riesgo para sufrir enfermedades cardiovasculares, como el infarto de miocardio y la angina de pecho, y los accidentes cerebro vasculares (hemorragia cerebral). Son dolencias relacionadas con la opulencia, que se dan en las sociedades desarrolladas.

Crecimiento

El 'Estudio Pizarra', un trabajo que investigadores del servicio de endocrinología y nutrición del Hospital Carlos Haya vienen desarrollando desde 1994 y a través del que se ha analizado la salud de más de mil habitantes de ese pueblo, revela que la obesidad ha crecido cinco puntos en un periodo de seis años, pasándose del 27% de obesos al 32%. Esos datos de Pizarra son extrapolables al conjunto de la población.

También ha habido un aumento de la diabetes tipo dos, que es la que afecta a los adultos por llevar una mala dieta y no hacer ejercicio físico. El porcentaje de diabéticos ha aumentado seis puntos -del 14% al 20%-. La incidencia de este trastorno metabólico es de 19 casos por cada mil habitantes. «Nos enfrentamos a un problema de salud pública, ya que esa cifra es muy alta, como ocurre con la hipertensión arterial, padecimiento que afecta al 40% de la población mayor de 50 años», indicó el doctor Soriguer.

Los médicos comprueban a diario que esas enfermedades asociadas a la abundancia y causadas por comer más de la cuenta, tomar alimentos con exceso de grasas y a la ausencia de ejercicio físico provocan un elevado número de padecimientos, algunos de los cuales son graves y pueden costarle la vida al que los sufre. Y es que la diabetes, la hipertensión, la obesidad y lo que se conoce como síndrome metabólico elevan el riesgo cardiovascular, que desemboca en un infarto de miocardio o un ictus cerebral.

Muchas de esas enfermedades podrían evitarse con un cambio en el estilo de vida. Simplemente, con practicar ejercicio físico de forma regular (caminar una hora diaria, por ejemplo, nadar o montar en bicicleta) y seguir la alimentación mediterránea se obtiene un claro beneficio para el organismo y se logra un estado de salud bueno.

Exceso de grasas

Sin embargo, está ocurriendo lo contrario, que se tiende a ingerir más grasas de la cuenta y a llevar una vida sedentaria. Por eso, es mayor cada vez el número de ciudadanos que tienen problemas de obesidad. Los expertos relacionan ese ascenso con la disminución de la alimentación mediterránea (rica en verduras, cereales, frutas, legumbres, pescado y aceite de oliva) entre la población en general y entre los más jóvenes en particular. El segundo elemento que propicia la gordura es que los ciudadanos se mueven muy poco, usan el coche para sus desplazamientos y apenas realizan una actividad deportiva. «El sedentarismo va en aumento tanto en niños como en adultos», manifestó el jefe de endocrinología y nutrición de Carlos Haya.

Dejando a un lado la predisposición genética a la gordura, el peso se gana cuando se toman más calorías de las que precisa el organismo. Para evitarlo, lo mejor es comer de forma razonable (dejando de lado los excesos) y mantener una alimentación variada, basada en la dieta mediterránea. La consecuencia de todo ello es que se están disparando los trastornos metabólicos y las enfermedades asociadas a esa alimentación incorrecta y a no hacer ejercicio físico.

Muchas calorías

Los patrones alimenticios de la población andaluza se están apartando de ese tipo de alimentación saludable. De ese modo, un porcentaje amplio de personas toma productos precocinados, que se caracterizan por tener muchas calorías, grasa y demasiada sal. En cambio, pierde fuerza el hábito de ingerir legumbres, verduras, cereales y frutas, alimentos que son muy recomendables. La moda actual es comer mucha carne y demasiadas proteínas. Ese elevado consumo es el que provoca que en Andalucía haya más obesos, tanto adultos como jóvenes, que en otras comunidades españolas.

Aunque prevenir es mejor que curar, la dinámica en las sociedades desarrolladas, como bien saben los médicos, es la contraria, puesto que se acude al especialista cuando ya ha aparecido la diabetes tipo dos, el colesterol está por encima de lo aconsejable, se tiene alta la tensión o hay problemas cardiacos por una acumulación de peso.

En muchos casos, esas enfermedades no tendrían por qué haber surgido si se hubiese modificado el estilo de vida. «Las calorías que se toman hay que quemarlas. Por poco que se coma, si no se hace ejercicio físico, se van cogiendo kilos», precisó Federico Soriguer.



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Sabado 21 de Junio de 2008