Hacer ejercicio y evitar la obesidad son dos de las claves para reducir el riesgo de desarrollar tumor de mama
Hacer ejercicio y evitar la obesidad son dos de las claves para reducir el riesgo de desarrollar un tumor en la mama, incluso entre mujeres portadoras de determinadas mutaciones genéticas que las predisponen a padecer la enfermedad. Incluso las familias con escaso número de afectadas pueden ser portadoras de la mutación, lo que obliga a una especial vigilancia.
Las mutaciones heredadas en dos genes concretos, responsables de la reparación de los daños celulares así como de la supresión de los tumores de mama, están detrás de un gran número de casos de cáncer entre mujeres, no sólo de mama, sino también de ovario. Se trata del BRCA1 y el BRCA2 y se calcula que entre un 5 y un 10% de este tipo de tumores son el resultado de una predisposición genética.
Pese a que existen sobradas evidencias respecto al elevado riesgo de desarrollar un cáncer que tienen las mujeres con estos genes, su magnitud real sigue siendo muy controvertida. Dos estudios publicados en la revista "Science" tratan de evaluar esta influencia entre mujeres portadoras de estas mutaciones.
Una de las investigaciones seleccionó casos de cáncer de mama independientemente de sus antecedentes familiares. Tras analizar genéticamente a todos los familiares de las mujeres portadoras de una de ambas mutaciones, los científicos descubrieron que a los 40 años, las probabilidades de desarrollar un cáncer de mama eran del 20%, y del 55% a los 60. Entre aquellas que alcanzaban los 80 años de edad, las probabilidades eran de un 82%. En el caso de los tumores de ovario, el riesgo era del 54% para las portadoras del BRCA1 y del 23% para las del BRCA2.
Para los autores, el hecho de que ciertos "factores controlables" permitan retrasar la aparición de la enfermedad en mujeres con un perfil de "alto riesgo" supone un dato importante. Aunque es cierto que hasta ahora ya se venía recalcando la importancia de llevar una vida sana para prevenir la aparición de tumores, es la primera vez que se demuestra este efecto protector también entre portadoras del BRCA 1 y 2.
Casi la mitad de las mujeres portadoras que tuvieron un tumor de mama procedía de familias en las que ninguna otra mujer había tenido la enfermedad. En la mayoría de los casos eso se debió a que ellas heredaron el gen "estropeado" por vía paterna. Los investigadores recuerdan que muchos médicos pasan por alto el hecho que pese a que es raro que los varones padezcan cáncer de mama, es más que pausible que transmitan la alteración a sus hijas.