"Vengo por mi obesidad. Tengo compañeras que han bajado diez y 15 kilos con productos de aquí y quiero probar", cuenta Cecilia Gómez, quien trabaja en el área de la salud y entusiasmada confidencia que "hasta los médicos están recomendando estos productos" basados en ancestrales recetas mapuches. Ella no es la única que cruzó el umbral de la farmacia Makelawen ("remedio de maqui", en mapudungún), ubicada en San Antonio 228, con la esperanza de encontrar respuestas a sus problemas de salud.

La oferta de productos incluye 47 tipos de gotas para combatir distintas patologías.

Diariamente, son más de 300 los clientes que buscan la magia de la tierra envasada en prácticas gotitas.

"Señorita, yo vine hace un mes por terribles trastornos renales y ya se regularizaron mis funciones", comenta entusiasmada Irma Rivas, de 60 años. Los resultados obtenidos por ella motivaron a Antonio, su marido, quien asegura que "como vi su mejoría, me atreví a venir para tratar mi depresión".

Cecilia Ramírez, química farmacéutica a cargo del local, explica que esta medicina puede denominarse como fitoterapia de acuerdo a su origen vegetal, y como homeopatía por su forma de operar sobre el organismo.

La oferta de la farmacia consiste en 47 tipos de gotas -rotuladas con un número y un nombre en mapudungún- elaboradas con extractos de plantas y presentadas en una disolución realizada con alcohol y agua purificada, sin excipientes ni otros aditamentos químicos.

Tratamientos

"Nuestros productos estrellas son Firi, para la memoria; Miaya, para los nervios; Palwen, para prevenir la impotencia masculina y la falta de deseo femenino; Pelu, para la artritis y artrosis; Pichichenlawen, para la obesidad; Pila Pila, para la depresión y Uñoperken, para el colon", enumera Cecilia, quien también ha comprobado su efectividad.

"Me hinchaba por cualquier cosa, tenía diagnóstico médico de colon y en dos semanas con las gotitas controlé el problema", relata.

Cada frasco dura aproximadamente 20 días, y los precios oscilan entre los $2.000 y los $3.000. Los "medicamentos" se elaboran en la misma farmacia y se sacan inmediatamente a la venta, por lo que casi nunca hay stock en bodega.

En un mesón lateral, destacan dos mapuches ataviadas con sus trajes típicos. Su misión es darles confianza a los consultantes y explicar algo más de su cultura.

"La gente se acerca y descarga sus emociones conmigo, pregunta más que nada por depresión, nervios, colon e impotencia sexual", dice Brenda Antinao, quien está feliz con la acogida del público.

"Nos tratan bien, nos escuchan y confían en nuestra medicina", afirma.

Entre los clientes del jueves a mediodía, principalmente mayores de 40, destaca una jovencita muy delgada. Se llama Lidia, tiene 17 años y padeció una fuerte anorexia. Después de que sus padres probaron con sicólogos y siquiatras sin resultados, llegaron a Makelawen.

Ella misma quiere dar su testimonio: "Desde hace dos meses tomo la gota número 46 y estoy subiendo de peso de a poco. Mis papás están muy felices", relata mientras espera en el mesón por su pedido.

Diario Las Ultimas Noticias // Marietta Santi

Lunes 29 de Marzo de 2004