Desde hace al menos una semana, los churrascos gigantes que Kike Morandé devoraba con fruición a la hora de la reunión de pauta en su productora, han dejado paso a unos "vegetarianos de queso fresco" que el animador mastica con rostro lastimero. Es que el rey de la pachanga nocturna está a dieta, porque según su nutricionista le sobran 14 kilos, algo que por supuesto ha motivado más de alguna "talla" de parte de sus colaboradores.

Ernesto Belloni es, obviamente, el que tiene mayor autoridad moral para reírse y dar consejos. Tras perder 22 kilos y dejar de verse "como un lechoncito", el popular Che Copete asegura que "lo he encontrado más sin guata y eso es raro en él después de las vacaciones".

-¿Qué consejo le darías en este duro trance?

-Que tenga disciplina, que evite la tentación, porque él es bien tentaíto y patachero. No es bueno pal copete, toma poco. Pero le diría que deje el pan y las gaseosas y que coma de todo, pero con verduras.

-¿Cómo se irá a ver el Kike con 14 kilos menos?

-Mientras no se le destaque más la nariz... Ahí sí que tendríamos graves problemas. ¡Si ya está como para caracterizar a Frei! Seguro que fue la esposa que lo mandó al médico, porque a mí me pasó lo mismo. Yo me miraba al espejo y no me encontraba gordo. ¡Si parecía un lechoncito, de lo más tierno!

"Tiene voluntad"

Mauricio Flores, con la sorna del que nunca ha sido gordo, se carcajea de lo lindo a costa de su jefe. "Sé que está haciendo una dieta, pero le hemos dicho que sale más barato y placentero mandarse otro tipo de dieta, como la de la hormiga, la del lagarto, la de la iguana o la de la lagartija".

-Por lo visto la dieta lo tiene medio deprimido...

-Un poco... los sanguchitos gigantes de antes ahora son unos vegetarianos de quesito fresco. ¡Cuándo este huevón ha comido quesito fresco! Hablando en serio, él subió de peso porque dejó de fumar, pero se nota que tiene fuerza de voluntad, así que seguro le va a ir bien.

-Dicen que el Kike es muy bueno para comer...

-El año pasado fuimos a México y nos metíamos a unos tenedores libres. Traía primero un cerro de tallarines, después otro de carne, papas y ensaladas y después pasaba con otro montón de fruta picada. Para terminar, se tomaba un heladito y después se iba echar a la playa a dormir y el libro se lo ponía en la nariz para que le hiciera sombra. Pero no digái que eso te lo dije yo.

Diario Las Ultimas Noticias // Mauricio Palazzo

Jueves 18 de Marzo de 2004