| Comer
                            en forma equilibrada, pero con escasas calorías,
                            reduce el riesgo de sufrir infarto, ictus, formación
                            de placas arterioescleróticas, hipertensión
                            y diabetes.El
                            estudio, publicado en la revista de la Academia de
                            Ciencias de Estados Unidos, PNAS, fue realizado en
                            la Universidad de Washington de St. Louis por el
                            italiano Luigi Fontana.  Se
                            trata de la primera investigación que demuestra
                            los efectos benéficos derivados de una dieta
                            variada y equilibrada, pero pobre en calorías,
                            seguida por un largo período. Los investigadores
                            llegaron a esta conclusión, luego de estudiar
                            a 18 voluntarios que adoptaron una dieta hipocalórica
                            durante un período variable de tres a 15 años,
                            con un promedio de seis años. “ Nuestro
                            estudio demuestra claramente que una crónica
                            reducción del ingreso calórico ejerce
                            un poderoso efecto protector, contra algunas de las
                            enfermedades que son la principal causa de muerte
                            e parálisis en países industrializados”,
                            observó Luigi Fontana, que actualmente investiga
                            en el Instituto Superior de Salud (ISS).  Hasta
                            ahora, los datos más alentadores, relativos
                            a las ventajas de una dieta hipocalórica,
                            provenían de estudios hechos en animales,
                            sobre todo ratones de laboratorio  Cientos
                            de experimentos de este tipo confirmaron, por ejemplo,
                            que reducir las calorías puede alargar la
                            duración máxima de la vida, incluso
                            en un 30-40 por ciento, y reducir la incidencia del
                            cáncer.  Naturalmente,
                            no es posible prever cuánto tiempo vivirán
                            los voluntarios que se presentaron a la experiencia, “pero
                            es seguro -afirmó Fontana-, que su perspectiva
                            de vida es mayor respecto al promedio de otros individuos,
                            ya que, con muchas probabilidades, no tendrán
                            las arterias ocluidas ni sufrirán de diabetes
                            o hipertensión arterial, condiciones que preceden,
                            a menudo, la aparición del infarto al miocardio
                            y del ictus cerebral”. Diario
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                              1 de mayo de 2004    |