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ACTUALIDAD
NOTICIOSA |
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La
dieta Atkins cae por su propio peso
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Esta
semana se supo que su creador pesaba 117 kilos y que
estaba gravemente enfermo del corazón antes de
morir. En Chile, los especialistas no la recomiendan.
La
noticia en Estados Unidos debe haberle quitado el apetito
a muchos. El creador de la famosa y controvertida dieta
Atkins - y su más fiel seguidor- tenía
graves problemas al corazón y sobrepeso al momento
de fallecer, en abril del año pasado, según
un reporte médico dado a conocer este martes
por The Wall Street Journal. A partir de entonces, creció
el debate entre los especialistas sobre las bondades
de este régimen que, desde 1972, promueve una
dieta alta en grasas y baja en carbohidratos.
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El
célebre nutricionista estadounidense murió en
Nueva York a los 72 años, a causa de un golpe en la
cabeza tras resbalar en una calle. Esta semana, el informe
- que también ha sido reproducido por diarios como
The Times de Londres, y The New York Times- reveló
que Atkins tenía una historia clínica de infartos,
hipertensión y ataques e insuficiencia cardíacas.
Para
colmo de males, el expediente muestra que pesaba 117 kilos,
lo que claramente convertía al médico, que medía
1,80 mt, en una persona no sólo con sobrepeso, sino
obesa.
Su
viuda y el Atkins Physicians Council - un grupo de médicos
que promueven el método- acusaron a quienes difundieron
la información de violar la ética médica
y la ley, y precisaron que Atkins sufría de una cardiomiopatía,
una enfermedad del músculo cardíaco causada
por una infección viral, que no tenía nada que
ver con la dieta que promocionaba.
Asimismo,
dijeron que mientras estaba en el hospital, tras la caída,
el gurú de las dietas aumentó de peso por retención
de líquidos, y que sólo pesaba 88 kilos semanas
antes. Pero incluso 88 kilos son considerados sobrepeso para
una persona de su estatura.
El
doctor Richard Flemming, de Nebraska, fue quien obtuvo los
expedientes de funcionarios de salud de Nueva York y los divulgó,
alegando que Atkins había ocultado una condición
peligrosa que podría influenciar a sus millones de
seguidores.
Precisamente,
son millones las personas en todo el mundo que han seguido
esta dieta que, en rigor, consiste en un plan alimentario
con grandes cantidades de proteínas y un mínimo
de carbohidratos. Esto es, restringir pan, frutas, verduras,
fibras y pasta, y hacerle más espacio en la mesa a
pescados, carnes rojas, quesos, mayonesa y huevos.
La
razón que esgrimía este médico era muy
sensata: al organismo se le hace más fácil consumir
carbohidratos que proteínas, en consecuencia - si se
le da la opción- vive de los carbohidratos y almacena
las proteínas, razón por la cual uno engorda
como un sapo. Por el contrario, si se obliga a nuestro organismo
a consumir grasas (proteínas) y casi cero carbohidratos,
no le queda otra opción que comenzar a tomar prestado
de nuestras reservas lo requerido para poder subsistir sanamente.
Así, se pierde peso. No obstante, varios especialistas
tienen sus reparos hacia el método.
Régimen
extremo
En
el país, la doctora Karín Papapietro, nutrióloga
del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, opina
que es una dieta extrema y desequilibrada que no debe recomendarse
como un método para bajar de peso. Por su parte, el
doctor Jaime Rozowski, del Departamento de Nutrición
de la Universidad Católica, dice que es incompleta,
produce un desequilibrio y eso no es sano. A la vez, genera
aumento de las grasas y acidez.
Según
los expertos, los riesgos de esta dieta dependen de cuán
prolongado sea su uso. En dos o tres semanas, a una persona
joven y sana no le va a pasar nada grave, salvo deshidratación
- dice la doctora Papapietro- . Se obtiene una reducción
de cuatro a cinco kilos, pero no se reducen las grasas, sino
el agua corporal.
Los
problemas surgen si es a largo plazo: el aporte de vitaminas
será muy bajo y la falta de carbohidratos causará
fatiga muscular y debilidad. Puede interrumpir la función
metabólica y acarrear problemas de salud, especialmente
en personas con diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades
cardiovasculares.
El
exceso de vitamina A asociado a esta dieta puede causar osteoporosis
en las mujeres, agravar trastornos de hígado, aumentar
el colesterol y el ácido úrico. De paso, favorece
el estreñimiento y la formación de cálculos
renales.
Además,
el gran defecto de esta dieta es que no modifica los hábitos
alimentarios, dice la nutrióloga, al tiempo que precisa
que una dieta equilibrada debe componerse de 10% a 15% de
proteínas, 30% de grasas y 50% a 60% de carbohidratos,
y acompañarse de ejercicio físico.
La
falta de pruebas científicas
A
pesar de su acogida popular, no hay estudios serios publicados
sobre la dieta original, sino sobre variaciones. Sus principios
son tan riesgosos que sería éticamente discutible
o reprobable que alguien hiciera un estudio serio, dice la
nutrióloga Karín Papapietro.
Una
investigación realizada en 1999 por la Universidad
de Duke entre quienes usaron la dieta Atkins demostró
que estaban en mejores condiciones que los pacientes que usaron
otras dietas. Sin embargo, los resultados fueron cuestionados
por provenir de la facultad en que Atkins mantenía
un centro de estudios. En 2001, la Universidad de Pensilvania
lo ratificó como el único método seguro
para perder peso.
En
la Universidad de Stanford analizaron 107 estudios de dietas
bajas en carbohidratos, publicadas entre 1966 y 2003. Descubrieron
que todos los pacientes analizados son menores de 53 años
y que, por lo tanto, se desconoce el impacto de estas dietas
en personas de más edad. También confirmaron
que sólo 5 personas siguieron el régimen por
más de 90 días. Muy poco tiempo para hacer cualquier
declaración sobre su eficacia y riesgos a largo plazo.
Diario
El Mercurio // Cristian González
Viernes 13 de febrero de 2004
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