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Perder
unos kilos de más a punta de pastillas inhibidoras
del apetito o energizantes, o disminuir
los síntomas de un resfrío automedicándose
antigripales puede costar la vida. En las farmacias,
prácticamente sin restricciones, salvo un mínima
rotulación, se venden cocteles cuyo consumo podría
resultar letal. Sobrevivir a ellas también es
una tragedia: las secuelas son irreversibles.
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Los
síntomas son súbitos y no hay forma de adelantarse
al rechazo que puede producir en el organismo humano. La reacción
puede venir a la primera dosis o después de meses de
consumo. Nunca se sabe. Los efectos adversos de la fenilpropanolamina
son imprevisibles. Un repentino e intenso dolor de cabeza
puede dar la alerta de un imprevisto y explosivo agravamiento
de la salud, muchas veces mortal. El problema, como explica
el doctor Arnold Ho-ppe, jefe del servicio de Neurología
de la Clínica Alemana, es que si no se acude
urgente a un centro hospitalario, cualquier medida tomada
con posterioridad ya será tardía e inútil.
Así de serio.
Los
casos de personas que se han sobrepuesto a un colapso provocado
por el consumo de la substancia son contados con los dedos
de las manos y todos los sobrevivientes deben sortear graves
secuelas de por vida (ver testimonios en recuadros) como afasia
(pérdida del habla) y diversos niveles de hemiplejia,
a veces tan severas que las personas quedan postradas, incluso
sin poder controlar esfínteres.
La
fenilpropanolamina -pariente de la anfetamina, un estimulante
del sistema nervioso central- es una sustancia de características
vasoconstrictoras que se ha usado en Chile latamente en tratamientos
contra la obesidad, especialmente durante la década
de los 90 y es uno de los ingredientes de descongestionantes
y antigripales que actualmente se venden en el mercado nacional,
presente en más de 60 productos farmacéuticos.
Como explica el doctor Hoppe:
-Tiene
un efecto muy potente como anorexígeno, porque frena
el apetito, pero en algunas personas conduce a reacciones
impredecibles, como una alergia, generando un incremento de
la presión arterial y un estrechamiento de las arterias,
y se pueden producir infartos cerebrales, cuando la arteria
se tapa, o hemorragias, porque la arteria se rompe.
El
médico ha sido testigo de varios graves episodios de
este tipo y ha constatado que casi todos los casos se manifestaron
principalmente a raíz del consumo de las llamadas recetas
magistrales" (formulaciones hechas por los médicos
especialmente para un paciente, cuya elaboración se
encarga a los laboratorios) que incluían fenilpropanolamina,
entre otros ingredientes, principalmente para tratamientos
de obesidad.
Tan
graves pueden ser los efectos de esta sustancia, que la opinión
de Hoppe es categórica: Este producto debiera
ser totalmente prohibido en Chile. Pero pese a que el
Centro de Información de Medicamentos y Farmacovigilancia
del Instituto de Salud Pública (ISP) exhibe en sus
registros tres notificaciones de casos de accidente vascular
encefálico y dos de hemorragia cerebral provocada por
el fármaco, hasta ahora las restricciones para el consumo
de la sustancia son sólo parciales. Sólo en
la Clínica Alemana el último brote de reacciones
adversas severas en el año 2000 alcanzó a seis
personas. Puede que entre las razones para que las autoridades
no sean más drásticas esté, como indica
el doctor Hoppe, que en Chile no hay estadísticas
acuciosas que aseguren un registro serio y pormenorizado de
los problemas de salud que tiene nuestra población.
En todo caso, insiste en que sólo se comenzaron
a tomar medidas después de que la FDA (la instancia
Administradora de Drogas y Alimentos de Estados Unidos) dio
la voz de alerta el año 2000 sobre los riesgos del
consumo de la fenilpropanolamina, aunque aquí ya había
entonces muchos casos informados.
En
noviembre de 2000, la FDA hizo una advertencia pública
sobre las consecuencias nefastas del consumo de esta droga,
tomando medidas para que fuera eliminada de los fármacos.
La determinación se produjo luego que un estudio epidemiológico
diera como resultado el incremento del riesgo de hemorragia
cerebral en mujeres que la consumieron como supresor del apetito,
así como también, aunque en menor medida, por
el uso de la droga asociada a descongestionantes nasales o
antigripales.
La
médico y jefa del Centro de Información de Medicamentos
y Farmacovigilancia (Cenimef), Cecilia Morgado, explica que
actualmente la fenilpropanolamina tiene restricciones
de uso con advertencias en rótulos, folletos médicos
y al paciente gracias a una resolución especial
del ISP. Dice que, además, se encuentra registrada
sólo en asociación con descongestionantes y
antigripales, y su condición de venta es bajo receta
médica. La doctora explica también que
la fenilpropanolamina no está autorizada para tratamientos
de obesidad. Y señala que está en manos de los
médicos la responsabilidad de incluirla o no en los
recetarios magistrales.
La
Resolución N° 5425, de julio de 2001, restringe
al uso de la fenilpropanolamina en Chile para los productos
farmacéuticos a dosis de hasta 100 mg diarios.
Indica
también que los fármacos deben venir rotulados
con la frase este medicamento puede presentar problemas
a la salud y en caso de dolor de cabeza intenso suspender
el tratamiento y consultar al médico en forma inmediata.
Brebajes magistrales
Con
todo, la población sigue expuesta y el riesgo es real.
Las razones son varias.
La
sibutramina, la droga con menos efectos colaterales que actualmente
se recomienda en tratamientos de obesidad, es cara una
caja cuesta $ 10.800-, motivo por el que aún algunos
médicos conti-núan recetando fenilpropanolamina.
No hay forma de impedirlo. Una nutricionista del programa
de obesidad de la Universidad Católica señala
que para los farmacéuticos es muy fácil saber
cuál es la finalidad de la receta magistral que preparan,
pues los ingredientes de las pócimas para adelgazar
son siempre más o menos los mismos: fenilpropanolamina,
aloe vera y cáscaras sagradas. Sin embargo, ellos no
tienen la facultad de imponerse o cuestionar una indicación
médica. La idea que prima es que los médicos
están informados sobre los alcances y peligros de las
recetas que ordenan. Y eso no hay quién lo cuestione
Pero
este hecho no reviste cuantitativamente la gravedad que puede
llegar a tener el consumo masivo de fenilpropanolamina lejano
al control y supervisión médica que día
a día se da mediante la automedicación de los
chilenos, con el supuesto de curar el resfrío.
La normativa se vulnera, pues actualmente se expenden en las
farmacias del país, sin exigir receta médica
alguna, decenas de antigripales y descongestionantes que contienen
fenipropanolamina.
¿Quién
controla las dosis que las personas consumen? Es muy fácil
que en la autoprescripción de medicinas alguien supere
los 100 mg diarios permitidos por el ISP, en especial cuando
las píldoras en el mercado -indicadas para ser tomadas
uno o dos comprimidos cada seis u ocho horas-
contienen cada una entre 25 y 50 mg de la sustancia cuestionada.
El doctor Pablo Lavados, jefe de la Unidad Intermedia del
Hospital de Neurocirugía, quien ha visto muchos casos
graves relacionados con esta droga durante los últimos
años, es tajante al respecto: El uso de estos
antigripales y descongestionantes nasales me parece altamente
peligroso, tanto que siempre que veo a alguien consumiéndolos
se los suspendo.
Todavía
hay más. El doctor Lavados da la alerta sobre los peligros
del consumo de otras sustancias que tienen parentescos con
las anfetaminas: las efedrinas o pseudoefedrinas, también
contenidas en descongestionantes y muy recurridas en suplementos
nutricionales para deportistas o para reducir peso. Señala
que actualmente en el país se está abusando
de ellas por sus características vigorizantes. Las
secuelas pueden llegar a ser tan graves como las provocadas
por la fenilpropanolamina.
Sobre
este asunto en particular, la jefa del Cenimef explica que
no se han reportado casos de accidentes vasculares cerebrales
con estos fármacos, agregando que los antigripales
que contienen pseudoefedrinas u otros principios activos adrenérgicos
tienen como condición la venta bajo recta médica.
La
pobreza de las estadísticas se hace otra vez evidente.
La fonoaudióloga Angélica López, por
ejemplo, está ayudando a hablar nuevamente a una afectada
con hemiplejia y afasia por ingestión de efedrina.
Y el doctor Lavados también ha tratado pacientes con
accidentes vasculares cerebrales severos por la toma de efedrina
(ver testimonio en recuadro). Es más, da una información
inquietante: Hay muchos gimnasios en los que hoy están
utilizando pseudefedrina como energizante.
Finalmente,
una vez más, la norma tampoco se cumple. Basta acercarse
a cualquier farmacia para comprobarlo, pues los medicamentos
con efedrina no se venden necesariamente con receta. O revisar
los ingredientes de muchos suplementos dietéticos que
incluyen la sustancia en tiendas para deportistas.
Es
muy fácil. Ingrese usted mismo al mercado en internet
y encontrará muchos productos con este compuesto. Por
ejemplo, Santiago Zúñiga, de Temuco (www.pckits.cl/mtrbtemuco/avisos),
ofrece efedrina, suplemento vitamínico que te
hará andar como un avión.
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Que
esto no le ocurra a nadie mas
Era
un sábado en la noche y Leyla tenía ganas
de divertirse. Se juntó con tres amigas y un
primo, y antes de partir a carretear, todos tomaron
pastillas para estar más energéticos.
Unos comprimidos para bajar de peso comprados por el
primo en una tienda de deportes, denominados Riper.
Una hora más tarde comenzó el drama que
Leyla vive desde hace un año: sintió un
golpe de calor
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y
un brazo se le puso rígido, inmediatamente dejó
de sentir el lado derecho del cuerpo y no pudo hablar más.
La
llevaron al hospital y le practicaron dos escáner sin
que los médicos dieran con un diagnóstico preciso.
La enviaron a la casa y mostró pequeños síntomas
de recuperación, pero una semana después se
agravó. Un nuevo escáner despejó las
dudas: era víctima de un infarto cerebral. El motivo:
consumo de pastillas energizantes.
La
vida le cambió radicalmente. De ser una mujer autónoma,
que vivía sola, trabajaba como secretaria e incrementaba
sus ingresos realizando videos de fiestas, pasó a una
absoluta dependencia de su familia y volvió al hogar
paterno.
Hoy
avanza lentamente en su recuperación. Recobró
bastante movilidad corporal, incluso ha vuelto a manejar,
un hecho que le sube el ánimo, pues le permite ganar
autonomía. La hemiplejia aún permanece y apenas
puede hablar, por lo que debe someterse a tratamientos con
kinesiólogos y fonoaudiólogos. Y todo sin considerar
el daño a su autoestima. Con dificultad, ayudada por
su abuela, entreteje algunas palabras y dice: ¿Por
qué me tocó esto?.
Entre
sus grandes proyectos está volver a vivir sola,
una idea que la emociona hasta las lágrimas, pues sabe
que en el corto plazo no es posible.
Nombre:
Leyla Quilodrán Edad: 30 años
Estado civil: soltera Estudios:
comunicación audiovisual Fecha del colapso:
14 de febrero de 2002 Diagnóstico: infarto
cerebral, con pequeña hemorragia intracraneal
Causa: consumo de pastillas energizantes para adelgazar
Compuesto: mezcla de efedrina y cafeína
Tiempo de consumo: primera toma Secuelas:
hemiplejia lado derecho, especialmente el brazo, y afasia
severa.
He
vuelto a nacer
Coca abre su billetera y saca un papel gastado que desdobla
y enseña. Es una hoja amarillenta, arrancada
del calendario del mes de agosto de 1996. Con esfuerzo
intenta mostrar una fecha. Día 3,
dice, y los ojos se le empañan.
Ese
día llegó a la Clínica Alemana
con un dolor de cabeza insoportable, vomitando, acompañada
por su marido, que
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llevaba
al pequeño hijo de ambos (Tomás), de sólo
10 meses. El escáner dijo que no había signos
de que tuviera algo, pero cuando el médico les explicaba
los resultados en el ascensor, Coca perdió la conciencia.
Un nuevo escáner dio la alerta máxima: en ese
instante se iniciaba una hemorragia cerebral. De no haberle
dado el colapso en la misma clínica, hoy estaría
muerta.
Todo
había comenzado exactamente 10 meses antes, después
del parto, cuando llegó a pesar 80 kilos e inició
un tratamiento con un médico nutricionista, que le
recetó una fórmula magistral con fenilpropanolamina.
Estuvo dos semanas inconsciente. Despertarse y comenzar a
entender lo que había sucedido fue durísimo:
no podía hablar, ni ni moverse. Comenzó un largo
proceso de rehabilitación que hoy, siete años
después, no termina. Una kinesióloga le enseñó
a caminar, una fonoaudióloga a hablar, y una sicóloga
le ayudó a subir su autoestima. Pensaba que perdería
a su marido, Paul, un inglés que la ha acompañado
siempre. Y como mamá tuvo que hacer un proceso de aprendizaje
para comunicarse con Tomás. Me he esforzado al
máximo, dice con palabras entrecortadas.
Tenía
tantas ganas de vivir que se impuso retos desafiantes para
una persona en su estado, como tener otro hijo. Y lo logró:
hace tres años nació Nicolás. Yo
volví a nacer, dice conmovida.
Nombre:
Carmen Gloria (Coca) Lecaros Edad: 36 años
Estado civil: casada. Hijos: dos
Estudios: secretariado Fecha del colapso:
3 de agosto de 1996 Diagnóstico:
hemorragia cerebral severa, con compromiso del hemisferio
izquierdo. Se le practica cirugía de rescate
Causa: consumo de pastillas para adelgazar.
Compuesto: fenilpropanolamina contenida en una
fórmula magistral Tiempo de consumo:
10 meses Secuelas: hemiplejia del lado derecho
(pierna y brazo) y afasia severa.
Pía
Rajevic. Diario La Tercera/Mujer
Domingo 4 de mayo del 2003
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