ACTUALIDAD NOTICIOSA
 Uno de cada tres obesos se da atracones y se siente culpable

Pueden comer hasta 5000 calorías en un rato, y suelen
hacerlo a escondidas

* El síndrome hiperfágico se relaciona con las dietas muy estrictas
* Hay personas que sienten esa compulsión durante la noche
* Pueden aumentar en ciertas épocas



Puede ocurrir en cualquier momento del día: la persona siente imperiosa necesidad de comer en cantidades que pueden duplicar o triplicar las porciones que normalmente saciarían a la mayoría.

Generalmente, la ceremonia transcurre en secreto y al concretarla se siente haber cometido un pecado. El fenómeno se llama Binge Eating Desorder o BED (por sus siglas en inglés) y es uno de los síndromes hiperfágicos, que, como su nombre indica, se caracterizan por comer mucho más de la cuenta.

"Todos llegamos a casa después de trabajar el día entero, con hambre, y comemos de golpe -dice la doctora Rosa Labanca, docente adscripta a la cátedra de Nutrición de la UBA e integrante de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios (Saota)-. O quizás en un asado probamos todo lo que nos ofrecen y terminamos comiendo mucho más que siempre. Pero la sensación es gratificante. En lugar de eso, el BED se acompaña de displacer, no se come con disfrute."

Si bien la definición clásica de este fenómeno tomaba en cuenta el atracón típico, que suele durar el rato en que la persona devora todo, en la actualidad se han descripto otras variantes, "y también existen casos de gente que se da atracones durante toda la tarde, llega la noche y vuelve a comer y al fin del día ingirieron más de 5000 calorías, algo que en el BED corto se hace en un rato", añade Labanca.
.
¿Qué tipo de personas sufre este trastorno? "Se calcula que el 30% de quienes tienen obesidad o sobrepeso experimenta alguna forma de hiperfagia, aunque hay quienes comen así y no tienen kilos de más -dice la especialista-. Pero dentro del grupo poblacional con exceso de peso, el BED es el problema más frecuente."

La doctora Ana Jufe, médica nutricionista de la UBA, asesora del equipo de Nutrición del Programa de Adolescencia del Hospital de Clínicas y coordinadora de la atención de trastornos alimentarios de La Casita, institución especializada en adolescentes y jóvenes, explica que una de las posibles causas del BED son las dietas muy restrictivas.

"No es sencillo bajar de peso y mantenerlo -dice Jufe-, pero lo cierto es que la obesidad es la única enfermedad en la que después de 50 años de intentar tratamientos todavía se sigue usando a menudo la opción que no da resultados: dietas estrictas y restrictivas, que no aportan soluciones y crean en cambio más riesgo de trastornos alimentarios."

Para la doctora Jufe, el BED ocurre entre los excedidos de peso, pero no en todos: "Sólo entre aquellos que sienten culpa después, que generalmente son los que tratan de cuidar su alimentación y tienen conciencia del problema de sus kilos -señala-. Pero también hay muchos obesos que pueden sentarse a comer enormes cantidades sin autorreprocharse después. Para que haya BED tiene que existir sentimiento de culpa y descontrol o compulsión".

En la anorexia también puede ocurrir lo que los expertos llaman un BED subjetivo. "Ocurre cuando el paciente come un alfajor y ya se siente culpable porque le parece un descontrol que, obviamente, no lo es", afirma la médica.

La doctora Jufe plantea que el abordaje actual de los trastornos de la alimentación ha dejado de lado la rigidez del viejo concepto de dieta.

"Hoy en día ya no se habla del peso ideal sino del mejor peso posible -explica- y, en ese sentido, se promueve un descenso respecto del peso inicial del 5 al 10%, con el objetivo de mantenerlo en el tiempo. Quizá la persona bajando esa proporción sigue teniendo exceso, pero está comprobado que disminuye la comorbilidad, como por ejemplo la hipertensión arterial o la diabetes, y que ese logro puede mantenerse en el tiempo."

Además de planes de alimentación cuidadosa, que busquen un equilibrio entre la restricción total y comer sin límites, las claves pasan por incrementar la actividad física y, en ciertos casos, utilizar medicación que pueda ayudar a disminuir la ansiedad o aumentar la sensación de saciedad.

Para la doctora Labanca, un plan de alimentación bien organizado puede ayudar, biológicamente hablando, a disminuir la compulsión a los atracones. "Las proteínas son saciógenas con menor volumen de ingesta -dice-, los carbohidratos también satisfacen, aunque hay que comer un poco más para sentirse saciado. Pero con las grasas el nivel de saciedad baja: hay que comer y comer para estar satisfecho. Por eso una dieta con mayor cantidad de proteínas, menos carbohidratos y pocas grasas es una buena opción."

Otro trastorno del grupo de las hiperfagias es el síndrome del comedor nocturno . "No siempre ocurre en obesos o excedidos de peso -dice Labanca-. Estas personas, por motivos fisiológicos, no tienen hambre durante el día y sí a la noche; entonces se levantan y comen lo que no ingirieron durante la jornada. Por eso no siempre se exceden: compensan."

No siempre alguien que se levanta de noche para comer consulta. "Todo depende de cuánto complique su vida cotidiana", dice Labanca.

La especialista añade que también existe otro trastorno denominado síndrome afectivo estacional , que consiste en tener más apetito y en especial por hidratos de carbono durante el otoño y el invierno, y se asocia con mayor tendencia a la depresión. Es más frecuente en mujeres.

Otro fenómeno muy habitual es aumentar las ingestas antes de la menstruación: "En la segunda parte del ciclo hay hormonas que incrementan el apetito, más de carbohidratos -dice Labanca-, además de perturbar el humor, producir decaimiento y disminución de la concentración."

Por Gabriela Navarra
Diario La Nación. Argentina