Elena Nieves difícilmente luce como una joven de un aviso publicitario en un programa de obesidad para embarazadas.
La joven de 23 años, que mide 1,70 metros, perdió recientemente más de 23 kilos y luce saludable. Pero a las 15 semanas de su tercer embarazo, estaba recuperando ese peso demasiado rápido.
"Descubrí que estaba embarazada en diciembre. No fui al doctor hasta mediados de enero y ya había subido 7 kilos", dice Nieves. Después de haber luchado contra el sobrepeso en su último embarazo, decidió tomar medidas al respecto.
Nieves se convirtió en el nuevo miembro de un programa experimental, en el Hospital Northwestern Memorial en Chicago, diseñado para ayudar a supervisar el peso de las mujeres embarazadas.
Este programa está basado en una nueva investigación que sugiere que el subir de peso en exceso durante el embarazo, afecta tanto a la madre como a su feto, elevando el riesgo de complicaciones durante la gestación y poniendo al niño en riesgo de ser obeso o diabético en el futuro.
"Hemos sabido por mucho tiempo que los niños con madres con sobrepeso tienen tendencia a también ser obesos", afirmó el doctor Robert Kushner, director del Centro Integral de Obesidad Northwestern.
Además, el doctor Kushner dijo que los investigadores asumieron que la razón era simplemente porque la madre traspasa al hijo sus malos hábitos de alimentación y de vida después del nacimiento. Ahora bien, estudios en animales indican que el ambiente en que crece el feto incide en los genes.
"La idea es que mientras el niño sale por el canal de parto, ya tiene impresa la vulnerabilidad a tener sobrepeso", aseguró Kushner.
"Es como nacer con prótesis en las manos. En este ambiente, ¿Cómo tienen la posibilidad de luchar contra eso?", dijo Kushner, en relación a la creciente epidemia de obesidad que afecta a un tercio de los adultos y a casi un 17 por ciento de los niños en Estados Unidos.
Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos estiman que cerca de un cuarto de los cuatro millones de nacimientos que se registran al año, en ese país, involucran a mujeres obesas.
La obesidad eleva el riesgo de diabetes, hipertensión, enfermedades cardiacas, osteoartritis, derrame cerebral, daños a la vesícula biliar, apnea del sueño, problemas respiratorios e incluso algunos tipos de cáncer.
Un informe del año 2000 realizado por el Surgeon General estadounidense estimó que los costos directos e indirectos de obesidad eran de 117.000 millones de dólares al año.
Kushner sostuvo que el programa de Northwestern está entre los primeros en el país en combatir la obesidad en el embarazo. Asegura además, que las mujeres embarazadas a menudo no interfieren en la gestación por temor a afectar el desarrollo del bebé.
Ahora parece que hacer nada podría provocar más daño.
SE DEBEN TOMAR MEDIDAS
Los doctores han atendido cerca de 20 mujeres desde que comenzó el programa en noviembre y cada semana aparecen nuevas pacientes.
Las mujeres se reúnen para clases sobre nutrición, estrés y ejercicio y mantienen un registro de sus niveles de alimentación y actividades. Esto puede ser complicado para algunos miembros del programa porque deben lidiar con el trabajo, el cuidado de los niños y sus citas con su gineco-obstetra.
Charlotte Niznik, enfermera que coordina el programa, dijo que el equipo debe comenzar a ofrecer servicios en internet. "Todo es flexible. Si somos estrictos, nunca conseguiremos participación", afirmó.
Una beca de tres años permite que el equipo ofrezca gratis el programa. Se espera atraer más mujeres hispánicas y de raza negra, que son las que tienen el nivel más alto de riesgo para la obesidad y sus complicaciones.
Niznik indicó que varias mujeres en el programa se han realizado cirugías gástricas y temen subir mucho de peso.
"Ellas están motivadas a subir un nivel de peso normal en su embarazo, que no excede los 7 kilos, porque estas mujeres son obesas", dijo Niznik. "Ellas pesan entre 136 y 180 kilos", agregó.
A los 90 kilos, Nieves pesaba considerablemente menos que el promedio, pero su lucha previa contra la obesidad y su rápido aumento de peso, 9 kilos hasta el momento, la convirtieron en una candidata.
Durante su último embarazo, Nieves se sintió presionada por su gineco-obstetra a subir de peso. "Yo pesaba 100 kilos. Le dije que ya tenía sobrepeso, que no quería subir más", afirmó.
"El sólo me dijo: 'Debes ganar una libra a la semana', ¡Eso significa 40 libras al término del embarazo!", aseguró Nieves.
Ella espera que el programa le de las herramientas para resistir parte de la presión que tiene por subir de peso.
El doctor Alan Peaceman, gineco-obstetra que co-dirige el programa de embarazo y obesidad, aseveró que el objetivo es ayudar a mujeres como Nieves a tener una gestación saludable.
A lo largo del camino, esperan reunir la información para saber si ayudaron a reducir las complicaciones para las madres y a darle a los niños una mejor oportunidad teniendo un peso saludable.
"Si podemos demostrar que el control del peso durante el embarazo revierte estas tendencias, será uno de los primeros logros obtenidos para reducir la obesidad infantil y eso será un resultado importante", afirmó Peaceman.
23 de marzo de 2009
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