Cambios hormonales hacen que la sensación de saciedad después de comer sea mayor en personas que se han operado que en aquellas que sólo siguen dieta y cambios de estilo de vida.
Paula Leighton N. No sólo es la menor capacidad de ingerir alimentos lo que ayuda a bajar de peso a quienes se han sometido a una cirugía bariátrica.
A diferencia de quienes pierden kilos a través de dieta y ejercicio, quienes han pasado por el pabellón para "corchetearse" el estómago muestran mayores niveles de una hormona que gatilla la sensación de saciedad después de comer. Esto podría explicar que para ellos la restricción en la ingesta de alimentos no se haga tan cuesta arriba y dure más en el largo plazo.
Así lo demostraron médicos de la Universidad Católica que publican sus hallazgos en la edición de este mes del Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism.
Con o sin bisturí
Los investigadores pusieron bajo la lupa el comportamiento de la hormona PYY. Esta aumenta su concentración cuando los alimentos llegan al intestino delgado y es la responsable de que 15 a 20 minutos después de comer, las personas perciban una sensación de saciedad o reducción del apetito.
Aunque se sabía que los niveles de esta hormona se elevan tras una cirugía bariátrica, se ignoraba si esto se debía a la pérdida de peso o si era producto de cambios asociados a la intervención quirúrgica, explica el doctor Juan Patricio Valderas, especialista del Departamento de Nutrición, Diabetes y Metabolismo de la UC, y líder del estudio.
Para dilucidarlo, los investigadores compararon los niveles de la hormona en tres grupos de pacientes obesos que optaron por distintas formas de bajar de peso: un grupo siguió tratamiento médico (dieta y cambios en el estilo de vida), otro optó por el bypass gástrico y el tercero por gastrectomía en manga, cirugía que en Chile se realiza desde 2005 (ver infografía).
Antes del tratamiento, los tres grupos de obesos presentaban una menor concentración de hormonas que personas de peso normal. Es decir, su sensación de saciedad tras comer estaba más debilitada.
Dos meses después del tratamiento, la PYY no presentaba variaciones e incluso había disminuido un poco en los pacientes con cambios en el estilo de vida. En cambio, los operados mostraban un elevado aumento de su secreción después de comer. "Creemos que esto ocurre porque con ambas cirugías la comida abandona el estómago y llega más rápido de lo normal y menos digerida hasta la parte más lejana del intestino, generando el alza de la hormona y la reducción del apetito", señala el doctor Camilo Boza, cirujano digestivo y coautor del estudio, quien destaca que aun cuando el efecto fue más marcado en pacientes con bypass , "las alzas también fueron importantes con la gastrectomía en manga, lo que explicaría que esta técnica esté funcionando tan bien".
El doctor Valderas destaca que la ausencia de cambios en la PYY al bajar de peso sin cirugía ha motivado investigaciones que buscan cómo modificar el tratamiento médico incorporando a la dieta alimentos cuya composición ayude a elevar la secreción de la hormona.
Publicado el 25/03/2010
Fuente: El Mercurio
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