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Cirugía se convierte en una nueva herramienta para tratar la diabetes

El 75 a 85% de los pacientes muestran una remisión total o parcial:
En marzo de 2008 ocurrió lo que Marta Figueroa considera "un milagro" en su vida. Ella fue una de las primeras personas en operarse en Chile con una técnica que en ese entonces recién se empezaba a practicar en el mundo: la cirugía metabólica.

Desde el momento en que salió del pabellón, Marta comenzó a sentir los beneficios de la intervención sobre una diabetes tipo 2 que se le había declarado en 2002 y que ya no lograba controlar con remedios.

"Tomaba hipoglicemiantes tres o cuatro veces al día, y un mes antes de la operación había comenzado a usar insulina. Aun así, mi glicemia era difícil de manejar... tenía que medírmela tres veces al día", recuerda Marta. Su situación la angustiaba. "Como vengo de una familia de diabéticos y soy enfermera, sabía el deterioro interno que va produciendo la enfermedad cuando está mal controlada".

Desde que salió del pabellón su angustia se desvaneció. Las glicemias empezaron a estabilizarse en el mismo día, y desde entonces sólo toma un remedio de mantención en la mañana y otro en la noche, y espació las tomas de glicemia cada siete o diez días. "Mi calidad de vida cambió en 180 grados", cuenta.

Una nueva herramienta

La cirugía a la que se sometió Marta es una suerte de hermana melliza del bypass gástrico, que se realiza para tratar a pacientes obesos. En el caso de la cirugía metabólica se hacen algunas leves modificaciones, pero ambas tienen en común el que se eliminan el duodeno y parte del yeyuno, que son las porciones del intestino delgado más cercanas al estómago. Así, más comida sin digerir llega directamente hasta una zona distante del intestino delgado, lo que estimula la liberación de hormonas que incrementan la producción de insulina, regulando así la glicemia.

El doctor Marcos Berry, jefe de la Unidad de Cirugía Bariátrica y Metabólica de la Clínica Las Condes y codirector del II Simposio Internacional de Cirugía Metabólica, organizado hace unos días por esta clínica, destaca que "a diferencia de la cirugía bariátrica (para bajar de peso), aquí el objetivo principal es ayudar al control de las enfermedades metabólicas, enfocándose especialmente en la diabetes".

Por eso, agrega, la intervención se puede practicar a pacientes con índice de masa corporal (IMC) menor a 35, quienes no calificarían para un bypass gástrico. "En estos casos, la decisión de operar se analiza dentro del equipo médico y se siguen estrictos protocolos de control y seguimiento".

A nivel mundial, seguimientos de al menos cuatro años muestran que tras la intervención, entre el 75 y 85% de los diabéticos logran la remisión total o parcial de su condición, cifras que no se logran con ningún otro tratamiento.

Pero ojo, subrayan los médicos: no es posible hablar de "curación" de la diabetes. "Hablamos de remisión, porque es posible que más adelante la enfermedad vuelva a manifestarse", aclara el doctor Gustavo Pérez, cirujano digestivo del Centro de Tratamiento de la Obesidad de la U. Católica.

La remisión parcial, como la de Marta, significa que el paciente mejora el control de su glicemia y reduce el uso de medicamentos. La remisión completa ocurre cuando las personas logran niveles normales de hemoglobina glicosilada y glicemia sin necesidad de usar fármacos. Esto es lo que ocurre en la mayoría de los casos.

Sin embargo, no es una intervención para todos los diabéticos. "Si el paciente toma un medicamento y está bien controlado, no la requiere", dice el doctor Attila Csendes, jefe del Depto. de Cirugía del Hospital Clínico de la U. de Chile. "El candidato ideal tiene un IMC entre 26 y 34, toma dos o tres hipoglicemiantes orales y está a pasos de empezar con insulina; tiene menos de 10 años de diagnosticado y aún tiene células productoras de insulina en el páncreas", agrega.


Publicado el 07/09/2010

Fuente: El Mercurio